"Marina Cuesta tiene una hija de dos años, y desentrañar el misterio del por qué, un profesional en catar vinos, se encerró con su hija Carlota en el lavabo de señoras de una vinoteca, la llevará a ostentar la secretaría general de un partido político de reciente creación, con un insólito desenlace. Sin embargo, su breve carrera política le aportará una experiencia, que de ninguna manera se puede considerar negativa, ya que... si así lo fuera, quedaría también descalificada toda la política, cuyo contenido no se ajusta a las pautas o patrones tradicionales. Teniendo en cuenta que el movimiento 15-M no se ajusta a las pautas o patrones conocidos, Marina Cuesta se ve abocada a llegar a la conclusión de que ella, posiblemente, se metió en política por su condición de indignada. Indignada porque la vida de su hija podía estar en peligro"
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