Este libro nace a raíz de una pequeña aventura: realizar una travesía por los Pirineos. La excusa de tres amigos para vivir juntos una serie de sensaciones que marcan su ritmo de vida. Tras el ocaso de los dioses antiguos, los hombres crearon la gran infraestructura de los caminos que atraviesan los valles, los collados y las montañas uniendo así las aldeas y mercados, facilitando el comercio, el desarrollo y la comunicación entre los habitantes de estos. La infraestructura de refugios, fuentes, etc. que con tanto esfuerzo se construyeron por los habitantes de estas tierras es un patrimonio en peligro de ser olvidado y destruido. Este relato pretende ser a su vez una llamada de atención sobre este punto, y aunque muchos piensan como nosotros, creo que debemos levantar la voz de alarma ante la destrucción del patrimonio rural o montañés, al tiempo que el ocio, como por ejemplo el esquí, el alpinismo y otras actividades de montaña está en auge. Entre todos debemos luchar por conservar nuestras montañas tal y como son, sin tratar de acomodarla a nuestros caprichos, porque las generaciones futuras también tienen derecho a vivirlas y sentirlas como nosotros las hemos conocido.
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