Agitando despacio sus alas, sin levantar apenas viento, llega tranquilo y en silencio, el Señor Abeja a su hogar... Al final de la jornada, tan solo quiere descansar...
CRI, CRICRÍ, CRICRICRÍ
¡No puede ser!
De lunes a domingo, en las páginas de este libro, el Señor Abeja no logra dormir
por culpa de un imperceptible CRI.
¿Quién será el extraño vecino que emite ese ruido?
No te quedes con las ganas de averiguarlo.
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